sábado, mayo 05, 2007

 

El problema de no morir tan rápido

Ha sido muy interesante e ilustrativo el artículo “El problema de no morir tan rápido”del Economista David Tuesta publicado en El Comercio el 2 de mayo. En él advierte cuál será la pirámide poblacional para el Perú en el año 2050, con una casi paridad entre la población joven y la que componga la Tercera Edad. Ello es debido a la disminución en las tasas de natalidad y al crecimiento de la esperanza de vida gracias a los adelantos en la medicina y en la calidad de vida. En resumidas cuentas, nos advierte del envejecimiento de nuestra población y esboza las medidas que el Estado ha de llevar a cabo para entonces a fin de afrontarlas.

Es importante el análisis que hace Tuesta, sin embargo me parece que no termina de resolver el problema. Si esa es la tendencia para el 2050, ¿qué sucederá en el Perú en el 2070, 2090 ó 2100? Por las tendencias reseñadas, la pirámide poblacional se invertirá por completo y la población anciana excederá ampliamente a la joven. Y si nos proyectamos más en el crecimiento de la esperanza de vida, los que hoy rondan los veinte, treinta o cuarenta años son quienes comprenderán ese sector de ancianos: la mayoría de la población que tendría que ser sostenida por cada vez menos jóvenes.

¿Queda solamente resignarnos a lo que vemos está por ocurrir? Podríamos escarmentar en cabeza ajena y ver lo que hacen los países desarrollados, actualmente con baja natalidad: Francia, por ejemplo, que dejó atrás sus antiguos planes de restricción poblacional y hoy paga 1000 euros mensuales a quienes tengan más de tres hijos. En Suecia, las licencias por maternidad o paternidad son de un año, extensibles a cambio de un arreglo salarial. Otro tanto sucede en Canadá. En Alemania, los niños nacidos a partir del 1 de enero de 2007 recibirán 25,200 euros en ayudas familiares.

Efectivamente, si conseguimos desde ahora que la pirámide poblacional se mantenga joven, no tendremos que preocuparnos de los graves problemas por los que tendríamos que pasar en 2050, algunos de los cuales se viven ya en Europa y Norte América. Por supuesto, no se trata de incentivar la natalidad sin más: el Estado debe garantizar que los niños que nazcan contarán con los niveles de vida, de educación y de servicios que aseguren que ellos en su adultez, verdaderamente contribuyan al desarrollo socio económico del país. No por gusto países como Japón, por ejemplo, con un territorio prácticamente sin recursos naturales, es una gran potencia gracias a su población: 127 millones de habitantes en 377 kms. cuadrados. En el Perú somos apenas 28 millones en casi cuatro veces el área de Japón.

Esta tarea parece sumamente difícil que pueda asumirla el Estado. Sin embargo, cuenta con un aliado tradicional, eficaz y muy valioso: la Familia, cédula de la sociedad. Tan simple como eso: las leyes que se emitan para proteger la institución familiar tradicional son muy importantes y de ellas dependemos.

Esperemos que desde ahora se hagan las cosas de manera correcta. Ojalá que muchos, dentro de algunos años, ya ancianos, ya centenarios, podamos contar a nuestro alrededor con muchos familiares que nos mantengan y nos cuiden…


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